sábado, 24 de octubre de 2009

AMBAR




Máximo Alberto Rangel

Me explicaron hoy que el ámbar es resina vegetal -noble sustancia- que se forma en cientos y, tal vez, miles de de años, y se desliza como llanto y dolor sobre el tronco del árbol viejo, enfermo, herido de años y de vida…

— ¿Y de dónde, los insectos que en su interior se quedan?, pregunté.

— Ella, la esencia dulce, que asemeja miel, es quien los llama…Y ellos quedan allí atrapados para siempre, en la azucarada masa vegetal que ahora es su tumba.

Igual que nosotros los humanos -yo pensé- quienes tristes, solitarios, muchas veces cavamos fosas que llevan nombres de recuerdos, de miradas, de promesas, de sonrisas y hasta de inocentes fantasías…

¡Fatal atracción la que baja por el tronco herido!... Milenaria savia vegetal
que se convierte por sí misma en joya, en apreciada pieza de museo, con más valor, mientras más vidas haya petrificado en su esencia transparente y aúrea de vitrinas… ¡ Pero es bella!

Gran lección ésta de la vida-muerte encierra en sí cada pieza del ámbar misterioso y dulce que embellece y mata, sin poder considerarse asesino.

¡Tan diferente de otros! Hay dulzuras que matan; es verdad, pero hay quienes en sus pasos-huella van sembrando de aromas sanadores el camino.


Santo Domingo. República Dominicana, 19-11.98.
Revisión: Caracas, 15 oct. 2009.
Máximo Alberto Rangel es comunicador social y poeta