martes, 5 de enero de 2010

SAN SEBASTIÁN DE LOS REYES


Nombre, aniversario y realidad

Máximo Alberto Rangel.
maximorangel@yahoo.com
San Sebastián de los Reyes es una antigua ciudad venezolana, fundada en 1585 por Sebastián Díaz Alfaro, natural de Sanlúcar de Barrameda, provincia de Cádiz, en España. Aunque tiene el mismo nombre que la ciudad madrileña de San Sebastián de los Reyes, el motivo de su nombre es distinto ya que en el caso de esta ciudad, el nombre se escogió en honor de los Reyes Católicos a comienzos del mismo siglo XVI, mientras que en el caso de la ciudad venezolana, su nombre se debe a que la fecha de su fundación coincidió con el día de los Reyes, el 6 de enero de 1585.”

Con respecto a la fundación del San Sebastián de nuestro estado Aragua, que llega ahora a sus 425 años de existencia, el texto anterior (tomado de Wikipedia, el 05-01-10) ratifica lo que es historia en cuanto a la fecha-motivación original del nombre, pues así consta en el acta respectiva. Más allá de eso, existe una tradición hermosa, emocionante para mis entonces oídos de niño seguidor de las enseñanzas del gran sansebastianero Miguel Ramón Utrera, en los viejos salones de la antigua escuela Pedro Aldao, hoy afortunadamente convertida en Ateneo con el nombre del eximio poeta y educador… Dejo constancia, porque el afán de don Miguel por inculcarnos el amor hacia lo nuestro grabó en mi mente aquella imagen del Capitán fundador Díaz Alfaro, quien, cumpliendo el ritual acostumbrado, asentaba con su espada tres golpes en un madero en el sitio que algún día pasaría a ser la plaza mayor.
Hoy, cuando he podido publicar dos poemarios y esparcir por allí algunos escritos, recuerdo que, de adolescente, en mi primer intento formal por escribir algo bonito, ésa fue la imagen que llegó a mi mente y culminaba más o menos en estos términos: “¡No se imaginaba el fundador que la aldea a la que estaba dando inicio, con el tiempo llegaría a ser un importante núcleo formador de pueblos, llamado a ocupar un puesto importante en nuestra historia!”… De que mi pueblo haya sido punto de partida del nacimiento de más de cien poblaciones de nuestros llanos centrales, no hay ninguna duda…
Hecha esa muy honrosa excepción, y la correspondiente a la muy meritoria existencia y labor de unos cuantos personajes de la docencia, las artes y las letras –como el ya mencionado Utrera, y el escultor, polifacético, y sobre todo, hombre de bien, Don Andrés Rodríguez Ramírez, por mencionar entre los fallecidos, sólo a dos de los más recientes- tendríamos que buscar con lupa otras razones para la “importancia” del entonces polvoriento poblado, abandonado por mucho tiempo a su propia suerte, que se afincó para siempre, y cada día más, en el cariño de mi corazón, como he dicho otras veces, a manera de epidermis espiritual que me salva de la malquerencia y el olvido…
Lo que ahora, de adulto, pongo en duda es la veracidad de la leyenda: Al acercarse al sitio, desde una colina, el fundador vio como un indígena, atado a un árbol, era flechado por la tribu, en castigo o venganza de alguna fechoría… Hecho éste que le hizo recordar la imagen de su santo patrono, lo cual, aunado a la fecha de ese día –6 de enero, día de Reyes- lo hizo bautizar al pueblo con el nombre que hoy ostenta… Demasiadas coincidencias. Pienso más bien que, igual que en el caso del poblado español, se trataba de un obsecuente homenaje a la monarquía española, aunque los Reyes Católicos, Fernando e Isabel, ya habían muerto, hacía 69 años él, y 81 ella.
La mía es una hipótesis, o una travesura mental si se quiere, que no le resta “importancia” a los logros que, por fin, gracias a Dios, y al esfuerzo de unos cuantos visionarios, hoy nos permiten beneficiarnos de un laborioso quehacer cultural en educación, música, teatro, artes plásticas, y algunos otros emprendimientos de proyección social comunitaria. Quiera el Altísimo en su gran misericordia, que todo no se nos venga abajo a causa de las asesinas diatribas politiqueras y a otras amenazantes “sombras” (para decirlo en lenguaje utreriano), que ya quieren opacar la luminosidad del paisaje-sentimiento que ha venido alimentando las querencias por nuestro lar nativo. ¡Qué aniversario más propicio para solicitar a nuestros gobernantes reactivar la partida presupuestaria para la construcción de Teatro de San Sebastián!
Y no importa si “los Reyes” que honran el nombre del poblado son los que gobernaron a España en el siglo XVI, o los Magos que adoraron a Jesús en el Pesebre… Lo esencial es que nosotros hoy en día nos convirtamos en los regentes del mejor hacer a favor de nuestro querido pueblo.

Máximo Alberto Rangel es Comunicador Social y Poeta