domingo, 30 de agosto de 2009

Los aires de UNASUR

Maritza Turupial
El complicado tema del acuerdo entre Colombia y los Estados Unidos para la permanencia de militares norteamericanos en bases colombianas privó en la reunión de Unasur, de hecho para eso fue convocada esta reunión especial. Y a pesar del barullo que de tanto en tanto apareció en el encuentro, al final privó el sentido común de los indiscutibles lideres suramericanos entre los que destacó el del Presidente brasileño Lula Da Silva, y entre los que ha perdido mucho brillo el del presidente venezolano, el escaso pero innegable que en algún momento ha podido tener en el escenario internacional durante los 10 años de su gobierno.

La mayoría de los presidentes quisieron dejar menos espacio a los inútiles y más bien dañinos discursos ofensivos para concentrarse en la búsqueda de un consenso que permita en un futuro cercano restablecer la confianza y encontrar una solución a lo que consideran una amenaza potencial para la soberanía de los países de la región.
Finalmente y muy sabiamente decidieron permitir a la diplomacia que juegue su rol a través de sus mecanismos, inicialmente el intercambio de información, las consultas y el dialogo en el seno de las instancias pertinentes, en este caso el Consejo de Defensa de UNASUR para luego llevar a cabo un posible encuentro entre los mandatarios y el presidente Obama destinado a obtener garantías de que la presencia militar norteamericana se ceñirá exclusivamente a los términos que Colombia asegura que contiene el acuerdo: la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo.
La propuesta del presidente venezolano de discutir la paz en Colombia invocando los pasados procesos de paz de Guatemala y El Salvador lució en el contexto de esta reunión, inapropiada, obviando lo que de manera tan evidente ha desacreditado a la descarriada lucha de la guerrilla colombiana: su estrecho vinculo con el crimen al aliarse con el narcotráfico, los atentados que han producido millares de muertos entre la población civil y la imperdonable práctica del secuestro.

En cualquier caso la reunión significo un paso en avance, débil y estrecho según algunos, sin embargo, el hecho de que el tema quedara ya de manera formal en manos de este mecanismo regional probablemente ayudará a que se vaya encontrando la formula que ayude a disminuir la amenaza y con ello los temores de los gobiernos de la región y a que las tensiones que dominan el escenario de las relaciones entre Venezuela y Colombia se apacigüen aunque sea en medidas infinitesimales, eso ya es algo…




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