lunes, 31 de agosto de 2009

SEIS DE LA TARDE…



Máximo Alberto Rangel
maximorangel@yahoo.com

Son las seis de la tarde… de cualquier seis, de cualquier día, de cualquier tarde… Pero hoy no es ni cualquier día, ni cualquier seis, ni cualquier tarde, sino ésta de hoy, una de ésas en que pululan impertinentes los ritos incumplidos que la agobian…

Una de esas tardes en que el tren de las alegrías pasa de largo y nos deja en el andén de los grises, las nostalgias, las rabiosas frustraciones y las esperanzas como guardadas en el viejo bolsillo interior del paltó de siempre, ése medio raído y cuasi bohemio de andar por allí deambulando solitario por calles concurridas y por golosos centros comerciales que nos van devorando en sus entrañas, mientras nos van carcomiendo indefinidas ansiedades…

Y vamos por allí, con muecas que no llegan a sonrisas y se convierten más bien en silenciosos gritos suplicantes, mientras se camina sin andar, se mira sin ver, se escucha sin oir, y se llora por dentro, sin ni siquiera fuerzas para emitir ninguna suerte de sonido que se parezca siquiera al intento de un sollozo liberador…

Y uno avanza por ahí, mientras algunos aviesos monitores alienantes engullen mentes incautas que les rinden pleitesías, a unísonas plegarias de “¡goooool!” (*) y de músicas extrañas y de jonrones, o de monótonos jueguitos computarizados, aplastadores de aturdidas y robóticas masas cerebrales….Tac… Tac… Tac… sobre teclados que van marcando el ritmo de una singular danza que cuenta los minutos restantes al absorto ensimismamiento para volver a la realidad de cada día, de cada tarde… allá afuera, donde podríamos tal vez, o no, tomar el próximo vagón que nos lleva hacia la vida, o quedarnos como adormecidos en el monótono andén de los desalientos…

Y vagamos por ahí, hasta sin salir de ninguna parte y sin movernos… ¡Qué raro! Pero la tarde de hoy tiene el mismo color de la de ayer ¡Si hasta parecen gemelas!...Ayer, no sé, el gris obligado de esta temporada semejaba un compañero de camino que te invitaba al solaz y al tranquilo avanzar hacia la plácida noche amiga, pero la de hoy, se ha revestido de un plomizo gris-tristeza..

No nos queda sino esperar a que pase y que venga otro tren con cupo suficiente para viajar al lado de las alegrías…



(*) Encontré entre mis papeles este texto escrito en 2004, tiempo de un mundial de fútbol. Hoy nos aturden más el repiqueteado tintinear de consignas políticas ideologizantes, excluyentes, masificadoras, y por ende alienantes, como alienante es también la pasividad de quienes creen que las cosas se arreglarán por sí solas, como por arte de magia, o por el pasar del tiempo y el peso de la historia…. ¡Y conste que hay gente buena, solidaria y luchadora en ambos bandos! ¡Lástima que viejas injusticias sean pasto para alimentar ansias de poder en los tiranos!

Máximo Alberto Rangel es comunicador social

1 comentario:

Miriam García dijo...

EXCELENTE! Es el transmitir una vivencia que sólo el alma y la inteligencia de un POETA puede detectar y transmitir en palabras que dan ritmo de vida a lo que podemos considerar "rutina". FELICITACIONES!